lunes, 5 de diciembre de 2011

No es normal

La mejor manera de disfrutar eternamente de la magia de la naturaleza es saber encontrarle las innumerables dimensiones que alberga. Para ello, lo primero es pensar que nada de lo que vemos es “normal” que suceda

Hace algún tiempo tuve la suerte de visitar una pequeña isla argelina en la que habían decidido instalarse unas pocas parejas de garcetas comunes, en la periferia de una gran colonia de gaviota patiamarilla. Las gaviotas y las garcetas son aves comunes y la observación no tiene nada de peculiar porque hay muchas otras islas en nuestro entorno cercano en las que estas pequeñas garzas blancas crían entre gaviotas. La nueva dimensión que le encontré al asunto, más allá de anotar en mi cuaderno “tres nidos de garceta con huevos” fue pensar que todos los casos de cría de garzas que conozco en islas: Medes, Isla Grosa de Murcia, Islote de Benidorm, Islas Habibbas en Argelia, tienen en común, ¡Oh casualidad! que las garzas se instalan en islotes con gaviotas. Hay muchos islotes vacíos de gaviotas, pero también están vacíos de garzas. Las garzas emplean muy probablemente a las gaviotas como un indicador de calidad del sitio para la cría: si las gaviotas crían aquí será por algo... Además las gaviotas son un buen sistema de alarma en el eventual caso de entrada de un depredador en la colonia. Algo así debe de pasar por la mente de una garceta en el crucial proceso de la toma de decisión para escoger el sitio donde asentarse a criar cada año. A esto en ecología se le llama de manera rimbombante “atracción heteroespecífica”, es decir, atracción debida a individuos que no son de tu especie. Las aves normalmente emplean a los individuos de su propia especie como pistas de la calidad del ambiente (la más conocida “atracción conespecífica”) para escoger el lugar de cría pero, a veces, se dejan llevar también por la presencia de individuos de otras especies. Fiarse de los demás puede llevar a malas elecciones (trampas), a acabar sufriendo fracasos reproductores o incluso a perder la vida propia, como le pasa a las garzas o a los patos en las colonias de gaviotas cuando éstas sufren escasez de su alimento habitual de manera puntual y acaban depredando sobre los primeros. Pero en muchas ocasiones funciona bien. Tan sólo la observación anecdótica de unos pocos nidos de garza en un ambiente poco habitual para ellas nos abre un mundo de interacciones ecológicas enormemente complejo, que daría para realizar una tesis doctoral al respecto.

A pesar de que las gaviotas patiamarillas se instalan a criar en las colonias un mes antes que las gaviotas de Audouin, y que las primeras son potenciales depredadores de las segundas, las gaviotas de Audouin a menudo escogen los mismos emplazamientos para criar que las patiamarillas, porque su presencia es signo de buenas condiciones para la reproducción. Se corre un riesgo pero el riesgo es menor que si se intenta criar en su sitio vacío donde probablemente las condiciones sean malas (Foto: autor)


Cuántas veces hemos observado a las aves migrar. Todos sabemos que las golondrinas y las abubillas nos llegan con la primavera y las grullas y los gansos con el invierno. Que muchas aves migran es un hecho elemental hoy en día. Solemos marcarlas para averiguar de dónde vienen y a dónde van. Nos interesa saber cuantos kilómetros son capaces de recorrer y a qué velocidad migran.  Solemos aprender pronto que las aves no migran huyendo del frío (sus plumas son un aislante térmico de lo mejor) sino huyendo del hachazo del hambre cuando llega el frío o el calor extremo. Pero rara vez nos preguntamos… porqué las aves no han escogido otra estrategia común en la naturaleza: la hibernación. Pensadlo con un poco de calma. Los invertebrados tienen estrategias que les permiten resistir las inclemencias del tiempo sin salir huyendo. Entre los vertebrados hay reptiles que pasan por períodos de letargo y también anfibios y mamíferos, incluyendo a los mamíferos voladores. Así pues no es tan normal que las aves migren en lugar de ralentizar su metabolismo en los períodos de vacas flacas. Proponer que las aves migran porque pueden volar no nos ayuda mucho porque nos introduce en un círculo vicioso sobre la causa y el efecto. Además muchas especies de murciélagos hibernan a pesar de tener la capacidad de volar a largas distancias. Es curioso que de las cerca de 10.000 especies de aves que se han clasificado hasta hoy tan sólo algunos chotacabras realicen algo parecido a una hibernación. Los pequeños colibríes pasan por periodos de torpor pero no de verdadera hibernación. Aristóteles no estaba tan desencaminado cuando proponía hace unos 2.300 años que las golondrinas se enterraban en el barro al llegar el invierno. Los sapos lo hacen, las tortugas también se entierran, ¿porqué no lo iban a hacer las aves? Las aves migratorias parecen contar con tasas de supervivencia anual mayores que las aves sedentarias pero parece lógico suponer que si las aves hibernasen esas tasas superarían a las de las especies migratorias porque la migración tiene un coste asociado considerable (sobre todo desde que hace unos pocos miles de años el desierto del Sahara se expandiera hacia el norte y el sur debido a un cambio en los rodillos atmosféricos que se sitúan sobre esas latitudes a raíz del final de la última glaciación pleistocena). De hecho los mamíferos que hibernan tienden a ser muy longevos porque durante todo el periodo de hibernación están lejos del alcance de los depredadores y son por tanto un objetivo perfecto para que actúe sobre ellos la selección natural a favor de una vida larga y un envejecimiento tardío. Le he planteado esta cuestión a un buen número de ecofisiólogos de pro y hasta la fecha ninguno le encuentra una explicación mecanística convincente. La fisiología de las aves no les impide potencialmente sumarse al club de los hibernantes. He ahí una pregunta sin respuesta que emana de la simple observación reflexiva de un hecho bien conocido: la migración de las aves.

Aunque podrían haber escogido islotes vacíos estas garcillas y garcetas se instalaron para criar en un islote abarrotado de gaviotas patiamarillas. A pesar de que las gaviotas son potenciales depredadoras de pequeños ardeidos la presencia de las gaviotas en el islote es un indicador de buena calidad para la reproducción (p.ej. de la ausencia de molestias humanas o de la presencia de depredadores) Foro: internet


Decíamos al comenzar que las garzas se asocian a veces a las gaviotas para criar. Tanto las garzas como las gaviotas son especies de hábitos coloniales, salvo excepciones. Damos por hecho que es normal que haya multitud de especies que se agrupen para criar. Solemos hacer balance de costes y beneficios tratando de encontrar que los beneficios, como una mejor defensa, mayor facilidad para encontrar alimento o pareja, son mayores que los perjuicios: competencia entre individuos por el alimento y el espacio, pirateo de comida, depredación de huevos y pollos, contagio de enfermedades, atracción de depredadores. Sin embargo la colonialidad parece ser más un imperativo que una elección basada en cuestiones de eficiencia. Las aves que se agrupan para criar en altas densidades lo hacen porque sus fuentes de alimento son altamente impredecibles y cada individuo se beneficia de la labor exploratoria de los demás individuos para encontrar la comida. Reducir el espacio vital a un círculo cuyo radio es la longitud del cuello del ave incubante, caso de muchas aves marinas, no debe de ser plato de buen gusto para nadie. Me vienen a la cabeza las colonias de garzas de los carrizales de la Albufera de Valencia. Nidificar colonialmente en un carrizal es lo más parecido al infierno que una garza puede conocer sobre la tierra. En plena época reproductora, en el interior de un carrizal mediterráneo y cerca del suelo hace un calor infernal. Los adultos trepan hasta el extremo de los carrizos más gruesos y allí hacen lo que pueden para ventilarse con los picos abiertos al aire. Es un escenario patético. De un año a otro la vegetación palustre queda destrozada y las garzas deben cambiar a menudo de ubicación. Muchos pollos acaban muriendo. Las condiciones óptimas de cría para una garza serían probablemente un árbol bien ventilado, libre de ratas, ubicado junto a una feraz zona húmeda, con una densidad de vecinos suficientemente alta como para facilitar la localización de las fuentes de alimento, pero suficientemente pequeña como para que no se generen serios conflictos vecinales. Rara vez se dan estas circunstancias ideales y las garceras acaban siendo barrios de favelas donde todo vale en la lucha por la existencia. Una colonia abigarrada es, a mi modo de ver, el equivalente a una ciudad atestada de gente donde uno acaba viviendo porque las oportunidades para la supervivencia son mayores que en el rural, aunque se eche de menos la casita en el campo con terreno alrededor.
Eso nos lleva directamente a plantearnos si las ciudades responden a las tendencias sociales espontáneas del ser humano o no. No quisiera extenderme al respecto porque no es éste el tema del ensayo, pero baste pensar que si nuestra especie cuenta con unos 200.000 años de antigüedad y las ciudades más antiguas que se conocen del Creciente Fértil cuentan con unos 5-6.000 años de historia, tenemos que concluir necesariamente que nuestra especie sólo ha vivido agrupada en ciudades el 2,5% de su historia y que, por tanto, nuestra existencia “colonial” debe de responder más a unas determinadas circunstancias ambientales-culturales recientes que a una tendencia natural al hacinamiento.

No hacen falta grandes medios para descubrir la complejidad y profundidad de la naturaleza. Basta sólo con dudar que sea “normal” todo lo que vemos a nuestro alrededor. Desde esta perspectiva, instalados en la duda, en el escepticismo sano, pero también en el respeto a las evidencias, hasta las especies más comunes y cercanas se convierten en un pozo sin fondo de sorpresa y admiración renovada para el naturalista.   

Agradecimientos: A Daniel Oro por sus sugerencias sobre el comportamiento de la gaviota de Audouin a la hora de seleccionar el lugar de cría.

2 comentarios:

  1. Encantado de haber encontrado este espacio, donde compartes tus conocimientos.
    Migraré hacia aquí cuando necesite alimento intelectual, cuando tenga sed de naturaleza.
    Un saludo.

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  2. Gracias por haber estrenado los comentarios al blog Rubentxo!!!! Espero que encuentres aquí comida y bebida de tu agrado ;-)

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