miércoles, 2 de mayo de 2012

El color de los cormoranes

Con estas líneas sólo pretendo mostrar cómo un tema aparentemente tan intrascendente como el color del plumaje, en este caso el del cormorán moñudo, puede dar para pensar largo y tendido sobre diversos aspectos de su biología. Traslade el lector sus reflexiones al color o la forma de escarabajos, flores o anfibios y disfrute en el intento.

Durante mucho tiempo me he preguntado por qué los cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis) son de ese color verde tornasolado que, desde la distancia, parece negro al ojo humano. ¿Será algo adaptativo, un subproducto de otro rasgo o incluso una carga filogenética? Curiosamente, una posible explicación podría venir del blanco plumaje de las gaviotas. Suele admitirse que el blanco de gaviotas y charranes se ha perpetuado en el tiempo porque resulta ventajoso para cualquier individuo señalizar a distancia una fuente de alimento, ya que estas aves son más eficaces cuando pescan en grupo. También puede ser el resultado de una forma recíproca de altruismo, ya que señalar una fuente de alimento beneficia a todos los individuos en una u otra ocasión. No olvidemos que el mar es básicamente un desierto puntuado de focos ricos en comida, altamente impredecibles. Pues bien, los cormoranes vienen a ser, en cierta medida, lo contrario.

No destacar ante otros cormoranes
Por regla general, las fuentes de alimento de los cormoranes son mucho más predecibles, pero también más pobres, en el Mediterráneo que en el Atlántico y por eso suelen pescar en solitario. De ahí, quizá, ese color tan difícil de definir: a veces parece verde radiante, a veces completamente negro. Es posible que esa extraña coloración les ayude a pasar desapercibidos frente a otros cormoranes en el mar y así eviten tener vecinos a la hora de perseguir un recurso escaso. ¡El ideal de cualquier barca pesquera en el Mediterráneo!
De hecho, de las cuarenta especies de cormoranes que hay en el mundo, la mitad tienen gran parte de su plumaje blanco y, curiosamente, suelen ser las que precisamente pescan en grupo. Alberto Velando, un reconocido experto en cormoranes de la Universidad de Vigo, me contaba una vez que los cormoranes negros pueden pescar en grandes grupos (es decir al modo de los cormoranes blancos) debido a la gran abundancia de presas en torno a su colonia de las islas Cíes. En esas aguas se alimentaban exclusivamente de los muy abundantes lanzones o bolos (peces del género Ammodytes), que viven en fondos arenosos a poca profundidad. Seguramente sólo cuando el alimento es muy abundante puede relajarse la condición de pescar al acecho en solitario. Y quizá hasta sea ventajosa la pesca en grupo, ya que en este caso la interferencia entre individuos podría arrojar beneficios para todos. Lo mismo ocurre con sus parientes los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) en los lagos abarrotados de múgiles y carpas, donde se pueden pescar casi a ciegas. Por desgracia, esa particularidad de la colonia gallega ya es cosa del pasado, porque anda de capa caída desde que el Prestige derramara su negra carga sobre los arenales que rodean las islas y arruinase la cosecha de bolos. De poco les ha servido a los “cuervos calvos”, que tal cosa significa el nombre griego Phalacro-corax, que las islas sean ahora, al menos sobre el papel, un parque nacional marítimo-terrestre… Pero este es un cantar que dejaremos para otro día.

Adulto de cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) posado en un acantilado costero . El color de los cormoranes, ¿es fruto de la selección natural o un mero subproducto evolutivo? Y, en cualquier caso, ¿qué presiones selectivas han intervenido? (foto: Beatriz Vigalondo)

Ocultarse ante las presas
Por otro lado, los cormoranes moñudos juveniles del Mediterráneo, donde la comida siempre es escasa porque no existen grandes bancos de lanzones o presas similares, son bien blancos en su zona ventral, lo que quizá no sea una casualidad. El ser blancos por abajo podría contribuir a que los peces los vean peor cuando miran hacia arriba desde debajo del agua, ya que su silueta se desdibuja entre el color claro del cielo. De modo que el ser blancos puede ayudarles a pescar en esa etapa inicial e inexperta. Muchos peces (sardinas, alachas, boquerones, caballas) y depredadores (tiburones) emplean una estrategia similar: son oscuros por arriba y claros por abajo, porque así pasan más desapercibidos para quienes los acechan desde arriba o desde abajo. De hecho, una segunda hipótesis contemplaría que los cormoranes que pescan en grupo son blancos porque buscan comida más cerca de la superficie, mientras que los oscuros lo hacen a mayor profundidad.
Sin embargo, no existe una clara correspondencia entre la zona de forrajeo y el color del plumaje en los cormoranes (1). Además, otras aves marinas capaces de bucear profundamente (como araos, alcas, frailecillos o mérgulos) son oscuras por arriba y claras por abajo. En abstracto, esta sería una hipótesis contrastable, ya que podría estudiarse la eficacia pesquera de cormoranes blancos con la parte ventral pintada de oscuro (si tal cosa fuese viable, inocua y reversible mediante algún procedimiento que ahora no puedo imaginar). Es más, hay quienes han estudiado este asunto pintando de negro el vientre de cinco gaviotas reidoras. Como era de esperar, encontraron que las que habían sido manipuladas capturaban menos peces que las gaviotas normales (2).
¿Selección sexual?
También podría darse el caso de que la coloración oscura no tenga otro valor adaptativo que resultar atractiva al sexo opuesto, como ocurre en muchas otras especies de aves (3). El plumaje más claro de juveniles y subadultos serviría simplemente para establecer una clara diferencia con los que aún no han alcanzado la madurez sexual y evitar así conflictos con los adultos reproductores.
Tanto los machos como las hembras de los cormoranes son de un verde tornasolado, con poco dimorfismo sexual, de modo que ambos sexos podrían valorar la calidad de sus posibles parejas en función de la intensidad del color.


Impermeabilización, secado y termorregulación
Una cuarta explicación alternativa gira en torno a la idea de que el color oscuro les permite calentarse y secarse más rápidamente al aire, ya que las aves de esta familia no impermeabilizan bien su plumaje. No conocemos la razón de esta carencia, quizá alguna contingencia histórica la haya creado como subproducto adaptativo o, por el contrario, quizá sea una ventaja para vencer la flotabilidad durante el buceo. Esta segunda hipótesis es la que sugiere la bibliografía (4) pero pienso que sólo tendría sentido entre los cormoranes tropicales, que seguramente sean los basales en la filogenia, y habría perdurado como lastre evolutivo entre los que pescan en aguas profundas (hasta 50 m) y frías (no como adaptación). Una vez en tierra firme, el color negro ayudaría a secarse antes, al absorber más calor, pero podría tener la desventaja de crear problemas de termorregulación por exceso de temperatura en las colonias. De hecho, quizá eso explique que los adultos busquen zonas expuestas al norte para criar o cavidades bajo grandes piedras o densos arbustos, sin radiación solar directa, o incluso que los pollos tengan la piel oscura y nazcan extrañamente sin plumón. Una predicción de esta hipótesis sería que sólo los cormoranes de aguas más cálidas se podrían permitir ser más claros. Y es cierto, por ejemplo, que los juveniles del Mediterráneo son más blancos que los del Atlántico. Pero, si los juveniles pueden sobrevivir sin hipotermia, ¿por qué no continúan siendo claros por debajo los adultos? No parece que esta hipótesis nos lleve muy lejos.

¿Defensa contra depredadores?
Ligado a lo anterior, el hecho de que los cormoranes críen o se solacen habitualmente en zonas terrestres oscuras, lejos de la iluminación directa del sol, también les permite camuflarse considerablemente ante los depredadores diurnos. Un rasgo bien conocido para cualquiera que haya intentado censarlos en un acantilado de fondo negro, ya sea por el color de la roca o por el desarrollo de hongos endolíticos oscuros. Pero, en realidad, los cormoranes no suelen tener depredadores terrestres de los que esconderse. Quizá los tuvieran en el pasado (¿pigargos?) y el color haya perdurado como un rasgo relicto.

En fin, tal vez nos equivoquemos al tratar de proponer una sola hipótesis que explique el color de los cormoranes, cuando seguramente confluyan varias razones que actúan de forma sinérgica. En cualquier caso, el extraño plumaje de los cormoranes, singular como es, debe ajustarse al triple juego de permitir que sobrevivan a las inclemencias ambientales, pasar desapercibidos en la mar a la hora de alimentarse y ser no ya visibles sino atractivos a sus parejas. En un compromiso entre estas tres fuerzas mayores radica sin duda el misterio de su color, unas veces brillante cual esmeralda, otras veces opaco cual carbón.


Agradecimientos
A José Manuel Igual, por nuestras hermosas conversaciones de sobremesa sobre el color de las aves y sobre muchos otros temas apasionantes de la historia natural. A Alberto Velando y Joan Carles Senar, por revisar sendos borradores del artículo.


Bibliografía

(1) Del Hoyo, J. y otros autores (1992). Handbook of the birds of the World, Vol. 1. Lynx Edicions. Barcelona.
(2) Götmark, F. (1987). White underparts in gulls function as hunting camouflage. Animal Behaviour, 35: 1.786-1.792.
(3) Senar, J. (2004). Mucho más que plumas. Monografíes del Museu de Ciències Naturals, 2. Ayuntamiento de Barcelona. Barcelona.
(4) Fredericksen, M. y otros autores (2008). The demographic impact of extreme events: stochastic weather drives survival and population dynamics in a long-lived bird. Journal of Animal Ecology, 77: 1.020-1.029.

3 comentarios:

  1. Muy chulas esas fotos, jejejejeje. Fue un ameno e interesante tema de conversación este del color de los cormoranes durante el paseo por los acantilados del sur de Mallorca =)

    ResponderEliminar
  2. Sí las fotos son chulísimas, no que las hubiera hecho tu eh Bea? jejejeje. Muchas gracias. Sí, a mi también me parece que los cormoranes están plagados de interesantes secretos que resulta difícil desvelar. Pero mejor así, tenemos material para seguir pensando...

    ResponderEliminar
  3. Presta mucho que existan investigadores como tu que nos hagan abrir las mentes sobre las cosas cotidianas. Las hipótesis que planteas en tu artículo tienen todas pros y contras.
    Sobre la pesca solitaria, a los Moñudos se les ve tanto pescando solos como en pequeños grupitos, mientras que a los Grandes es frecuente verlos pescar cooperativamente, empujando a los peces contra la orilla.
    Sobre el color, no veo nada claro el tema de las barrigas blancas y la falta de contraste bajo el agua.

    Gracias por tu magnífico trabajo divulgativo. Un abrazo
    César Álvarez Laó

    ResponderEliminar